domingo, 6 de septiembre de 2009

CUANDO ES LARGA LA SOMBRA




No sé si es el acertado dibujo de Lina Vila, la sencillez editorial o un "estado de gracia", pero entre las críticas que obtiene y el montón de correos que he recibido y recibo, Cuando es larga la sombra se está convirtiendo en uno de mis libros más queridos por las continuas satisfacciones que me está dando.
Aunque no haya alcanzado nueva edición (tres ha tenido mi novela Siempre quedará París y dos mis novelas y libros de cuentos juveniles Terror en la Cartuja y Secretos del tiempo escondido, por ejemplo) y aunque el ensayo sea, entre los géneros literarios, el menos gratificante para el autor, Cuando es larga la sombra me da sorpresas casi a diario.

A la reciente reseña que Ángel López García-Molins ha publicado en la revista "Leer", dos correos de profesores universitarios que hablan de valentía. No obstante, aunque mi ego se hinche, suelo contestar siempre lo que pienso -es decir, lo que comparto con el profesor Santos Sanz Villanueva-: No es cuestión de valentía sino, como mínimo, de levantar acta. La batalla de la literatura, tal como se ha entendido hasta hace muy poco, está perdida o, cuando menos, pesa más el platillo de su derrota.

No obstante, tal vez todo se reduzca a una cuestión de óptica y, ante los nuevos tiempos y las nuevas formas de acceso al conocimiento y a la información, debamos ajustar o cambiar la lente a la hora de mirar y escrutar. O sea, a períodos de confusión y de cambio de paradigma, deben usarse diferentes formas de acercamiento.

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