lunes, 8 de junio de 2015

TURIA” RINDE HOMENAJE AL ESCRITOR ARAGONÉS JOSÉ MARÍA LATORRE


Con el artículo de Joaquín Torán “José María Latorre, paladín de la causa fantástica”, la revista TURIA rinde un sencillo y sincero homenaje a quien fuera uno de sus colaboradores habituales, bien como narrador o como crítico. Se le describe como un autor que “no soportaba la violencia, ni física ni verbal.  Era amable, cercano, retraído, tímido. Detestaba el bullicio y poseía una marcada sensibilidad artística, que se reflejará de manera nítida en sus libros. Era introspectivo: gustaba de pasear, de callejear, en actitud reflexiva y contemplativa, como muchos de sus héroes de papel”.

La producción literaria de José María Latorre (1945-2014) fue abundante. Escribió más de treinta libros, entre novelas y recopilaciones de relatos. Fue la suya una manera de narrar centrada en el suspense, en la construcción y recreación de una atmósfera poderosa que todo lo envuelve y estrangula: “no puedo concebir un mundo sin fantasías ni sueños, aunque sean pesadillas”, escribiría.

Su entusiasmo por lo fantástico lo definiría como autor. No en vano siempre consideró que “la literatura fantástica posee el atractivo de ofrecer alternativas imaginativas a la mediocridad y la grisura de la sociedad, poder trabajar situaciones extraordinarias con personajes extremos, internarte por mundos maravillosos, ir más allá de los límites del conocimiento y de la ciencia, tratar temores que están presentes en el fondo de todos los seres  humanos,  sacar  a  la  luz  por  medio  del  arte   los   miedos   ancestrales,  tratar   lo monstruoso como parte de la condición humana, moverte por ambientes  fascinantes;  partede su atractivo reside también en que carece de límites”.

Fue también Latorre un exitoso autor de novelas para jóvenes, con las que obtuvo ventas notables y premios de prestigio como el Gran Angular. En ellas, como en el conjunto de su obra, proliferan las historias radicadas en esos lugares apacibles que generan desconfianza como cementerios, caserones abandonados, hospitales en ruinas, abadías desvencijadas, etc. Un cóctel de exotismo, aventuras y misterio que obtuvo una significativa audiencia.


Su otra pasión fue el cine, al que dedicó varios ensayos y una dilatada labor como crítico. Sus compañeros llegaron a describirle como “el Montaigne de la crítica cinematográfica”. Y es que, quien a los 20 años ya tenía un amplio repertorio como crítico en diversas publicaciones, se consagró de 1982 a 2011 como coordinador de la revista “Dirigido por…”, toda una referencia para los amantes del cine. 

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