martes, 4 de junio de 2013

EL PRÓXIMO Nº DE TURIA: Miquel BARCELÓ y Andrés TRAPIELLLO.


Miquel Barceló y Andrés Trapiello forman una extraña, quizá imposible, pareja artística y creativa. Sin embargo, y más allá de las divergencias que puedan separarles, a ambos les une el inequívoco desparpajo intelectual de quienes poseen talento y opiniones propias.  Unas opiniones que, además, no dudan en proclamar con absoluta libertad, caiga quien caiga. De ahí que la revista TURIA haya decidido, en su nuevo número que se distribuye este mes de junio,  reunirlos en su sumario y dedicarles sendas entrevistas a fondo y en exclusiva que los lectores no deben perderse. Sus declaraciones constituyen todo un revelador autorretrato de dos nombres propios con sólida trayectoria dentro de la cultura española de nuestros días.
Pintor y escritor hablan con absoluta libertad, y lo hacen de forma relajada, amplia y sin cortapisas, enriqueciendo con sus criterios un amplio repertorio de temas: la ansiedad de las influencias,  la delicadeza y perfección de las pinturas primitivas, la idea de que un cuadro es siempre un cúmulo de accidentes o las afinidades con Picasso o Miró. Conoceremos también qué piensan sobre la guerra civil, los maniqueísmos ideológicos en la vida y en la literatura, el oficio de diarista, la necesidad de autocrítica o la capacidad del novelista para contar las cosas que la historia no puede contar.


MIQUEL BARCELÓ: “DESCUBRIR LAS PINTURAS PRIMITIVAS FUE UNA DE LAS GRANDES IMPRESIONES DE MI VIDA COMO ARTISTA”

Miquel Barceló conversa en TURIA con un interlocutor que lo conoce muy bien: Enrique Juncosa, crítico de arte y comisario de exposiciones. Ese tono de sincera complicidad entre ambos permite que el lector descubra cuáles son las influencias, las lecturas y los pintores de Barceló. Artista prolífico, y tal vez por ello desigual, tiene a su favor una proteica capacidad de reinvención y la facultad de llegar al mismo tiempo a públicos muy amplios.
El creador mallorquín forma parte en la actualidad del reducido número de artistas españoles con indiscutible éxito y presencia internacional. Barceló es, en España, lo que los anglosajones llaman “a celebrity”, aunque también tenga, quizás por eso, no pocos detractores. En cualquier caso, Barceló prosigue su carrera ajeno a estas cuestiones, sin darse ningún descanso: Madrid, París, Nueva York, Lisboa, Japón serán o han sido algunos de los lugares donde ha mostrado últimamente su trabajo.
 

ANDRÉS TRAPIELLO: “LA INMENSA MAYORÍA DE MIS LECTORES PERTENECE A LA TERCERA ESPAÑA”

 Andrés Trapiello se muestra, en esta caudalosa e impecable entrevista que ha realizado Emma Rodríguez, locuaz e inteligente. La periodista lo describe como un hombre de letras que se mueve como pez en el agua en el juego dialéctico. Alguien que se expresa como un torrente: un torrente de ideas, de circunloquios, de certezas e interrogantes que va manejando como un maestro de los malabares.
En la conversación, que se inicia en torno a su última novela “Ayer no más”, la guerra civil tiene mucho protagonismo. De una parte, porque Trapiello siempre quiso aprender a escribir para contar un conflicto que fue un hecho determinante en su familia. Ahora ha conseguido superar el reto de elaborar una novela no guerracivilista, una obra coral, que reflejase a todo el mundo.
Sobre historia y literatura, Trapiello lo tiene claro: “la novela es a veces la única capaz de contar las cosas que la historia no puede contar porque está muy cerca de ella”. Y “el novelista puede resultar más verosímil que la propia historia a través de una ficción”. Pese a ello, el inconveniente de los relatos sobre la guerra civil es que “la voz del narrador, del protagonista, tiñe excesivamente el discurso que viene a continuación”. En cualquier caso, y como dice el protagonista de su novela “Ayer no más”, Trapiello declara su hartazgo ya de escribir sobre el asunto: “ambos estamos de la guerra civil hasta el copete”.
A propósito de los hechos del presente, de lo que está pasando, Trapiello asegura que “hay que evitar que las circunstancias nos lleven a todos a un callejón sin salida”. Y es que, “en el momento en el que la gente vea que no tiene para comer, en el momento que vea que tiene a toda la familia en el paro, inmediatamente todo eso se va a ir radicalizando, porque no puede ser que tengamos a los hijos en el paro mientras que los banqueros continúan especulando y ganando no sé cuánto dinero…”. No obstante, reconoce que “no sé lo que pasará porque no soy adivino, pero yo no creo, a pesar de todo, que la democracia esté en peligro. Según los indicios que veo aún no hemos llegado a unos niveles de crispación extremos”. 

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