lunes, 31 de octubre de 2011

ARTÍCULO DE PESO (MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ)




MELANCOLÍA CON MATONES

UN tiro en la barriga, y otros también, pero ese en la barriga, el primero que vi cuando mostraron las fotografías de Gadafi después de ser linchado y escarnecido una vez muerto, ese fijaba la mirada. Ahora vienen los lamentos, las manos a la cabeza, el rasgado de vestiduras, la referencia a convenciones internacionales y al derecho de guerra... Palabras de madera. Las cosas no debieron hacerse así, dicen, No se puede convertir la muerte en espectáculo, el cadáver no es un trofeo de guerra. La profanación de cadáveres es un tabú, pero occidental ¿no? Eso es barbarie. Nosotros no hacemos así las cosas. Nosotros tenemos tribunales... Ya hace semanas que se denuncia de manera tímida que la barbarie es la tónica de la Libia liberada del tirano, una violencia vengativa, catártica, que puede explicarse después de años de tiranía y crímenes. No es una guerra de caballeros, si es que alguna lo es. Gadafi, como otros tiranos sostenidos hasta ayer mismo por los países que hoy contribuyen a tumbarlo, está mejor muerto que vivo. Esos tiranos son peligrosos en un juicio, donde pueden, si no defenderse con eficacia, pues están condenados de antemano, sí al menos hablar con publicidad. Un tirano sangriento menos, cierto, pero empieza a no importar el cómo y a manos de quién, en primera fila con una pistola de oro en la mano, o detrás, lejos, en un cómodo despacho. Ahora viene la hora del petróleo y de las transnacionales, o la del integrismo islámico, yo qué sé. Ese tiro en la barriga

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