BENEDETTI
En Montevideo, su ciudad, ha fallecido Mario Benedetti, poeta, narrador, novelista, viajero, periodista y, entre otras muchas cosas, letrista de cantautores (Daniel Viglietti, Isabel y Ángel Parra, Pedro Guerra, Nacha Guevara o, por ejemplo, Joan Manuel Serrat).
Desde este blog le hemos animado en su enfermedad con la lectura de sus poemas (José Saramago y Pilar del Río empujaron), ahora queremos recordar algún texto suyo, sus palabras, sus mensajes -teóricos, incluso- siempre sabrosos.
Por ejemplo: Dijo con tino –escribió- en "Poesía, alma del mundo", un pequeñísimo ajustado ensayito regalado a Visor y sus lectores, que “En la poesía puede haber invención, no autoengaño; puede haber influencia, no contagio. Es el género de la sinceridad última, irreversible. En los géneros narrativos, la simulación, la ambigüedad, el artificio y hasta las trampas, pueden llegar a ser virtudes literarias, porque allí es todo un mundo el que se corporiza y canaliza, y en consecuencia la diversidad es poco menos que una ley de su entramado artístico. En cambio, tales rasgos no siempre se corresponden con la poesía. No hay veredicto en profundidad sin concurrencia de la poesía. La marginalidad a que se la somete le otorga una libertad incanjeable. La poesía no acepta esa exclusión y se introduce, con permiso o sin él, en la trama social. Quizá no sepa pormenorizar los odios descomunales, como hace inmejorablemente la novela, pero en cambio construye con pericia los arabescos y las filigranas del amor. Ni la poesía ni la novela morirán, pero sus rumbos son muy diversos. Si la novela la llevan en andas, la poesía, en cambio, ha aprendido a valerse por sí misma: a preguntar, aunque nadie responda; a responder, aunque nadie pregunte…”.
Ni la poesía ni la novela ni Benedetti morirán, sigue preguntando, sigue respondiendo. Gracias, maestro.
lunes, 18 de mayo de 2009
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