"El 19 de noviembre de 1936, en la Ciudad Universitaria de Madrid, probablemente cerca de lo que hoy es la zona de los colegios mayores, Durruti caía abatido por un único disparo, de allí lo llevaron al Hotel Ritz, habilitado como hospital para las milicias anarquistas que desde Cataluña llegaban a defender Madrid. En el Ritz fue operado y murió la madrugada del 19 al 20, el mismo día que José Antonio Primo de Rivera. ¿De dónde salió la bala que lo mató?
Han pasado más de setenta años y aún se discute la autoría de su muerte. Desde la explicación oficial – un disparo de un francotirador situado en el Hospital Clínico – a la más extendida – una bala perdida procedente del fallo de su fusil naranjero – a la teoría conspiratoria – los pro-soviéticos temían a Durruti mucho más que a Franco y lo asesinaron – hay para todos los gustos, elucubraciones suficientes para crear una leyenda.
Pedro de Paz, escritor de novela negra, inventa un episodio que se antoja muy creíble: un policía, el comandante Fernández Durán, recibe el encargo de investigar la muerte. Aparecen en sus pesquisas todas las teorías populares y algunas más: un disparo a quemarropa de uno de sus acompañantes, una venganza de unos milicianos que acaban de ser reprendidos por el líder anarquista, una elaborada conjura contra él… Fernández Durán centra sus esfuerzos en averiguar la verdad de una sola muerte cuando a su alrededor caen las bombas, se da paseíllo a los presos de las checas o se pasa hambre por la escasez de suministro… Aunque sólo fuera por eso, la novela de Pedro de Paz merecería la pena: su protagonista es un hombre que hace lo que debe, ordenar su pequeña parcela de mundo en medio del caos.
En la resolución del caso, abierto como la historia en la que se inspira, hay una vuelta de tuerca más. Una vuelta en la que el autor demuestra ser un novelista y no un historiador, una nueva teoría conspiratoria distinta a la que tradicionalmente se ha difundido. No puedo contarla, para conocerla hay que leer el libro. Aseguro que no será un suplicio sino un placer hacerlo. Hay otros “durrutólogos” que aseguran que su teoría no está nada desencaminada, aunque haya nacido de la pluma de un escritor de novela de intriga."
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