“TURIA” ACTUALIZA A JOAQUÍN COSTA EN SU CENTENARIO:CONOCER A COSTA MÁS ALLÁ DE LOS TÓPICOS.
Transcurridos cien años de la desaparición de Joaquín Costa (1846-1911), la revista TURIA publica un interesante artículo de Juan Carlos Ara Torralba con el objetivo de actualizar el análisis del personaje y su legado intelectual más allá de los tópicos al uso. Se trata de una necesaria nueva mirada al pasado en unos momentos en los que, hacia no pocos de los protagonistas de nuestro ayer, parece vigente una rutinaria remembranza o una progresiva alergia. Como si Costa fuera una ruina arqueológica, alguien irrecuperable y alejado del horizonte actual.
Para Juan Carlos Ara, Costa fue un hombre arquetípico del siglo XIX en cuanto que perennemente albergó el designio de una vida de estudio y trabajo recompensable. Alguien a quien le obsesionaba el método y le acuciaban la reflexión y la escritura continuas: “tuvo siempre horror al vacío, a la pérdida de cualquier impresión, idea y proyecto. Gravitó pues, sobre Costa, y desde joven, la determinación implacable de ser alguien”.
De ahí que su vida fuera una obra en marcha, para la que contaba con una portentosa inteligencia y una ilimitada capacidad de trabajo. No obstante, “que anduviera Costa escribiendo y estudiando a casi todas las horas libres evidencia también un carácter solitario y un tanto hosco”. En su artículo, Juan Carlos Ara despliega una valiosa interpretación que actualiza a Costa a partir de los tres escenarios por los que transita la vida del hombre contemporáneo: el de la comunidad/familia (“esa red de relaciones afectivas de donde los individuos extraen su identidad”), el de la privacidad/trabajo (“el orden del ejercicio laboral propiamente dicho”) y el de la civilidad (“el escenario en donde los individuos limitan el abuso que pudiera producirse
en el terreno privado”). El tránsito de Joaquín Costa entre ellos, y su peculiar vivencia, explican bastantes de las claves.
Tras un brillante y pormenorizado análisis de todas ellas, concluye Juan Carlos Ara: “Ya antes de fallecer, pero sobre todo después, su labor quedó reducida al supuesto breviario costista, ese centón de frases escogidas, apócrifas o no, que se vienen repitiendo una vez sí y otra también con ocasión de efemérides como la que se anuncia para 2011. Tras la muerte de Joaquín Costa, el hombre visible y tópico fue irremisiblemente apropiado por todos: anarquistas, fascistas, agraristas, nacionalistas… lo que equivalió a decir que Costa no era de nadie, pues lo que todo significa, significa nada. Y en ésas estamos, en significar, en decir, en restituir cabalmente la determinación de ser alguien de Costa, o lo que es lo mismo, en actualizarlo dignamente”.
TURIA PUBLICA DOS POEMAS INÉDITOS DE JOSÉ ANTONIO LABORDETA
Aunque José Antonio Labordeta (1935-2010) mantuvo una intensa y polifacética actividad a lo largo de toda su existencia, quizá sea su faceta como escritor la que practicó con mayor tenacidad. Antonio Pérez Lasheras destaca, en el artículo que publica la revista TURIA, que Labordeta fue ante todo un “hombre de papel”: desde sus primeros poemas cuando apenas contaba diez años hasta los últimos libros aparecidos en editoriales de tirada nacional, la literatura marcó marcado su periplo vital.
Según Pérez Lasheras, “Labordeta ha sido, ante todo, un escritor y un lector, y ha realizado ambos trabajos con entrega y entusiasmo. Y, entre todos los géneros en que ha desarrollado esta actividad literaria, el poético es, desde mi punto de vista, el más representativo y personal: en él nació a la literatura y fue el último que ejercitó”. Además, “es en la poesía donde José Antonio se sentía más libre, más auténtico, más a su aire. La poesía ha sido su más fiel refugio contra la soledad y contra los aconteceres cotidianos. De hecho, siguió escribiendo poesía hasta el momento de su fallecimiento, y dejó varias libretas con poesía inédita, si bien no revisada ni corregida”.
La poesía de José Antonio Labordeta muestra su compromiso personal con una realidad contradictoria. Temas como la incomunicación, la angustia existencial, la esperanza en la transformación, la ternura ante ciertos paisajes y personajes, la violencia y sus causas, el miedo y la opresión como motor de los comportamientos humanos se reflejan, aunque sea de forma diversa, en todos sus escritos. “Nadie como él –concluye Pérez Lasheras- ha definido el contraste de esta tierra entre la esperanza y el desasosiego, entre la utopía y la desesperación”.
Como complemento al análisis de la obra literaria de Labordeta, TURIA incluye dos poemas inéditos dedicados a dos ciudades aragonesas: “Jaca” y “San Julián (El barrio)”. De éste último, fechado en Teruel en 1969, anticipamos algunos versos: “Aquí yace la yedra / sobre el muro. / Sobre el muro crece / el barro, la arcilla / y el niño entristecido por la tarde. / Aquí crecen las madres / a la puesta del sol / al tiempo que se arañan / desde el monte cercano / unas borrajas raquíticas y pobres / para hacerse entender / por campesinos.”
Aunque José Antonio Labordeta (1935-2010) mantuvo una intensa y polifacética actividad a lo largo de toda su existencia, quizá sea su faceta como escritor la que practicó con mayor tenacidad. Antonio Pérez Lasheras destaca, en el artículo que publica la revista TURIA, que Labordeta fue ante todo un “hombre de papel”: desde sus primeros poemas cuando apenas contaba diez años hasta los últimos libros aparecidos en editoriales de tirada nacional, la literatura marcó marcado su periplo vital.
Según Pérez Lasheras, “Labordeta ha sido, ante todo, un escritor y un lector, y ha realizado ambos trabajos con entrega y entusiasmo. Y, entre todos los géneros en que ha desarrollado esta actividad literaria, el poético es, desde mi punto de vista, el más representativo y personal: en él nació a la literatura y fue el último que ejercitó”. Además, “es en la poesía donde José Antonio se sentía más libre, más auténtico, más a su aire. La poesía ha sido su más fiel refugio contra la soledad y contra los aconteceres cotidianos. De hecho, siguió escribiendo poesía hasta el momento de su fallecimiento, y dejó varias libretas con poesía inédita, si bien no revisada ni corregida”.
La poesía de José Antonio Labordeta muestra su compromiso personal con una realidad contradictoria. Temas como la incomunicación, la angustia existencial, la esperanza en la transformación, la ternura ante ciertos paisajes y personajes, la violencia y sus causas, el miedo y la opresión como motor de los comportamientos humanos se reflejan, aunque sea de forma diversa, en todos sus escritos. “Nadie como él –concluye Pérez Lasheras- ha definido el contraste de esta tierra entre la esperanza y el desasosiego, entre la utopía y la desesperación”.
Como complemento al análisis de la obra literaria de Labordeta, TURIA incluye dos poemas inéditos dedicados a dos ciudades aragonesas: “Jaca” y “San Julián (El barrio)”. De éste último, fechado en Teruel en 1969, anticipamos algunos versos: “Aquí yace la yedra / sobre el muro. / Sobre el muro crece / el barro, la arcilla / y el niño entristecido por la tarde. / Aquí crecen las madres / a la puesta del sol / al tiempo que se arañan / desde el monte cercano / unas borrajas raquíticas y pobres / para hacerse entender / por campesinos.”
(Fuente: Revista Turia)
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