Suelo atender a los creadores que, en sus declaraciones, tocan tierra. Es mi sino. Nací y crecí en tiempos de poco humor. Y atiendo, porque siempre hay algo de sentido en ellas. Lejos, por tanto, de las paranoias de quienes adoran su ego, se autoescuchan, provocan por provocar, juegan a evadirse continuamente o se montan películas creyéndeose genios, insustituibles o semidioses. Haylos. De todos los pelajes. A manadas.Pienso que la vida, además de sus dosis de humor -tan necesarias-, también debe poseer algo sólido. Por eso traigo hoy -y escribo, con permiso, espero, de los citados- dos minitextos con abundante dosis de razón. Citas, como apunto, que son advertencias.
UNA:
Escribe, con razón, Michael Gruber -un escritor norteamericano cuya última obra publicada en España indaga en el barroco español -"El experimento Velázquez", lleva por título- que "el problema con un narrador no fiable es que el lector puede perderse, y (que) un lector perdido es un lector aburrido".
DOS:
Afirma un inteligente escritor español que antes quiso ser físico - al menos se licenció en Ciencias Físicas, claro-; o sea, Agustín Fernández Mallo -para no marear más la perdiz- que sigue deslumbrando con su literatura, afirma, decía, lo siguiente: "Es importante entender que antes se creaba desde el conocimiento, y hoy desde la información, que son dos cosas distintas".
Mediten.
martes, 16 de junio de 2009
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